¿A qué nos acostumbramos?
Se cuenta una historia que si tomas un sapo y lo colocas en una olla con agua y la llevas al fuego, observarás algo interesante:
El sapo se adaptará a la temperatura del agua, permanecerá adentro de la olla y continuará adaptándose al aumento de la temperatura.
Pero cuando el agua llega al punto de ebullición, el sapo intentará saltar de la olla y no podrá, porque estará demasiado débil y agotado debido a los esfuerzos fisiológicos y mentales realizados pasa acostumbrarse a la temperatura.
Algunos pensarán que fue el agua hirviendo la que mató al sapo.
Pero en realidad lo que mató al sapo fue adaptarse a aquello que consideró como normal.
Así pasa con el ser humano !
Nos acostumbramos a reprimir lo que sentimos, a callar las heridas por vergüenza y a buscar placeres momentáneos para esconder el dolor interno.
Somos especialistas en adaptarnos a las cosas sobre todo cuando se dan de forma paulatina.
Y sin darnos cuenta, aquel trauma al que nos acostumbramos, las emociones que callamos y los vicios que aceptamos cómo normales, nos agotan, nos enferman mental y físicamente y terminan robándonos la vida.
(Esta es una variante de la analogía del libro "La rana que no sabía que estaba hervida... y otras lecciones de vida" del escritor y filósofo franco-suizo Olivier Clerc)